Utilizamos las redes sociales y no pensamos quién puede tener acceso a lo que publicamos. Nuestras vacaciones, un bautizo, una boda, si estamos de viaje de trabajo, me he puesto enfermo… Y lo peor es que no sabemos el uso que terceras personas puedan hacer de toda esa información que regalamos.
Cuando publicamos fotos indicando «tomando ahora un café ante la gran muralla China», «de relax en Cancún» o «comprando zapatos, ¿Cuál os gusta más?»,también le estoy diciendo a un ladrón, «no estoy en casa. Está vacía». Si me quejo de tener sobre peso, también estoy dando información para que me vendan publicidad sobre tratamientos de adelgazamiento, aunque no tenga ningún interés en ello.
Debemos se cautelosos con lo que publicamos y con quién lo compartimos. Así como ser precavidos con las solicitudes de amistad que aceptamos. Al igual que cuando caminamos por la calle no nos vamos haciendo amigos de todos con los que nos cruzamos, en principio porque no los conocemos y desconfiamos. En una red social deberíamos hacer lo mismo. Es una calle virtual en la que pasean al mismo tiempo millones de usuarios. Buenos, malos, policías, ladrones, vendedores, trabajadores, un sinfín de personas que no conocemos y de las que tampoco conocemos sus intenciones.
Para protegerse un primer paso y muy importante tener una buena configuración de seguridad. Si eres usuario de redes sociales, en este enlace de la Agenda Española de Protección de Datos te indican en prácticos videos cómo realizar una configuración de seguridad adecuada de forma muy sencilla.
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